Tarde de celebración en el chalet. Fiesta de chicos alrededor de la piscina con buena música, unas copas y mejores vistas, porque van todos completamente desnudos, luciendo sus cuerpazos y el poderío de sus mingas y huevos colgando al aire libre. Jerome Exupery se ha pasado bebiendo, aunque sus colegas agradecen ese punto de locura y arrebato. De un traspiés cae a la piscina y muy amablemente Viggo Sorensen le echa una mano para salir del agua.
“Te has ganado tener mi rabo dentro de tu culo“, le dice como palabras de agradecimiento. Le coge de la manita y se lo lleva dentro, donde le pone un sobrero de paja para darle ese aire sexy y morboso de granjero que tanto le gusta, se agacha para lamerle y comerle el rabo primero y abrirle de piernas y el agujero del culo después.
Dentro de su estado, Jerome todavía razona lo suficiente como para poder apreciar el chaval tan guapo con el que va a follar y el culazo que va a penetrar, al menos un centímetro dilatado antes de qué el le dé un repaso con la lengua. Sigue siendo estrecho, pero lo suficientemente abierto como para abrirse camino y arrollar su ojete con su larga polla.
Le flipa darle cara a cara porque el tio está buenísimo, pero cuando le da por detrás es puro morbo. Tiene un culazo redondo, musculado y duro al que sabe sacar buen partido y mover como nadie con un buen rabo dentro. Montado encima de Jerome, pajeándole la polla con el trasero, Viggo se arrea una paja y dispara hacia su propio torso dejándose una bonita hilera blanca de leche desde el pectoral hacia abajo. Jerome lo pone a cuatro patas, se corre en la raja de su trasero cubriéndole el agujero de leche y se agacha para lamer su propia guarrada. Va a echarse una siesta más feliz que un santo, con los morretes sucios como si acabara de beberse un vaso de leche y se le hubiera quedado el poso encima del bigote.
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